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18.11.05

Ponencia de Hermes Binner durante el Primer Congreso de Economía Provincial Santa Fe 2005

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PRIMER CONGRESO DE ECONOMIA PROVINCIAL - “SANTA FE 2015”
Rosario, 23 de Septiembre de 2005.
Panel: “ Santa Fe en el marco de la Región Centro”
Ponencia: Dr. Hermes Binner – Presidente del Cemupro
La República Argentina tiene una dilatada historia de centraliación en el Puerto de Buenos Aires; un país que se conformó con una mirada siempre atenta a los designios del comercio internacional. La reciente globalización económica encontró una argentina no preparada para abordar semejante desafío y consecuentemente el avance de las políticas neoliberales encontró en nuestro país una transferencia indiscriminada de recursos de todo tipo hacia los países centrales.
La Argentina que debemos reconstruir es una Argentina que gravite en el MERCOSUR e intercambie con otros bloques regionales en el mundo mutipolar que vivimos; pero esa Argentina debe ser pensada de abajo hacia arriba, desde el interior hacia el puerto de Buenos Aires y aquí tienen un rol fundamental las economías regionales y particularmente las vinculadas a la agroindustria que ubican a nuestra provincia como una de las grandes palancas que sirve al Ministerio de Economía para recuperar la capacidad de pago de nuestro país.
En este camino es importante la regionalización y para nosotros la Región Centro, que integra Santa Fe junto a Córdoba y Entre Ríos. Nos interesa reorientar la forma de gobernar Santa Fe para su integración con el resto de las provincias.
El concepto de región no es novedoso para la estrategia militar, la ciencia económica o la historia económica. No es necesario dar prueba de ello en esta exposición.
Aquello que aparece novedoso, aunque relativamente, es el concepto de regionalización entendido como una práctica de la gestión pública territorial para alcanzar mejores indicadores de desarrollo económico y democrático. Esta práctica está ampliamente diseminada en Europa a partir del último cuarto de siglo. Es suficiente mencionar aquí el ejemplo de Emilia Romagna, una región italiana de altísima productividad que se conformó como resultado de políticas activas de colaboración entre municipios vecinos.
Tampoco es novedoso en nuestra ciudad de Rosario el concepto de regionalización aplicado localmente si atendemos a que Rosario ha sido organizada en distritos donde se han descentralizado funciones de la gestión municipal para mejorar la calidad de vida de los vecinos.
La situación novedosa es la incorporación del concepto de regionalización a la presente agenda provincial.
El concepto de regionalización está fundado en la necesidad de un Estado-provincia eficiente, eficaz y efectivo. Es patrimonio común de los santafesinos reconocer que su Estado-provincia es un aparato pesado, burocrático, ensimismado. Estas características ponen en duda la gobernabilidad, esto es, el contenido de las políticas y programas centralmente diseñados y su implementación en tiempo y forma con atención a criterios de eficiencia, eficacia y efectividad.
Dada la ausencia de grados de autonomía para los municipios provinciales, incluso dificultados institucionalmente para asociarse entre sí y con las comunas circundantes, sus políticas son de corto plazo. Los municipios santafesinos, difícilmente tengan otras alternativas que hacer suyos los programas nacionales y provinciales referidos a cuestiones productivas y sociales.
De ahí que la “reforma del Estado-provincia” necesita superar esa concepción limitante según la cual las políticas y programas productivos y sociales son definidos por las estructuras políticas (Ejecutivo y Legislatura) e implementados bajo la autoridad de funcionarios públicos de nivel central. Esa concepción atrasada ha estado fundada en el monopolio de la información y de la racionalidad por los funcionarios del Estado
La región cobra entidad económica y social cuando es concebida como un espacio hacia donde opera la descentralización de poderes y grados de autonomía requeridos por los actores sociales y políticos de un territorio, y porque el gobierno provincial reconoce la necesidad de la descentralización para una mejor gestión. De ahí que el concepto de región no apunte a más Estado sino a más Sociedad.
La descentralización de poderes del Estado-provincia a las regiones también tiene que ver con la democratización de la vida provincial. La democracia provincial es imperfecta y la gestión del interés público requiere hoy día, con mayor intensidad que en tiempos pasados, que las poblaciones no sean consideradas objeto sino sujetos de la solución de los problemas territoriales.
Vivimos en una Provincia rica cuando la comparamos con otras. Es cierto que Santa Fe ha registrado un crecimiento económico importante en los dos últimos años. Sin embargo, la constante es la creciente desigualdad entre los santafesinos y entre los 19 departamentos que ha signado la vida provincial en las dos últimas décadas de vida democrática. La nuestra es una provincia fragmentada social y territorialmente.
Si se atiende a indicadores de necesidades básicas, se aprecia que subsisten problemas de seguridad, educación, salud, vivienda, transporte, agua potable y cloacas que requieren corrección.
Si se observan otros indicadores territoriales, como son la distinta productividad agropecuaria, las desventajas de localización de actividades agroindustriales, las diferencias en el crecimiento del empleo, se encuentran ahí las explicaciones principales a las diferencias departamentales entre los indicadores sociales.
Para hablar efectivamente de desarrollo provincial tenemos que tener presente indicadores de empleo, distribución del ingreso personal y territorial, y conservación de los recursos humanos y ambientales. El impulso de las políticas macroeconómicas nacionales podría traducirse en crecimiento y desarrollo para todas las regiones de nuestra provincia si ocurriesen intervenciones externas a los mercados. Las intervenciones externas más eficientes son aquellas que resultan de una Sociedad participante en las políticas provinciales.
Será necesario dar un giro en muchos temas provinciales. Por ejemplo, será necesario trabajar duro para asegurar a todos los comprovincianos un nivel parejo de satisfacción de necesidades básicas independientemente de su localización geográfica. También será necesario asegurar en adelante que las transferencias de recursos fiscales a los departamentos más desfavorecidos se apliquen efectivamente a potenciar el desarrollo y no simplemente a paliar las consecuencias del crecimiento territorial desigual y concentrado. Cada región de la provincia merece un proyecto estratégico de desarrollo urdido en colaboración entre las fuerzas sociales de la región y el gobierno provincial.
¿Cómo dar un salto de calidad en el tema de la producción y el empleo? La idea matriz es la siguiente: es necesario privilegiar el desarrollo local y regional con instituciones apropiadas. Cada territorio debiera producir al máximo de su frontera de producción dado por la dotación de sus recursos físicos y humanos, y debiera expandir su frontera productiva acrecentando esos recursos. ¿Es esta una tarea del gobierno provincial o es una tarea que compromete la participación de los agentes privados y públicos de cada territorio? Por cierto, ha sido imprudente que la sociedad santafesina abandonase sus destinos a sus gobiernos provinciales por tantos años. Por cierto debemos aprender de lo pasado para accionar a favor de cambios institucionales.
De ahí que el concepto de regionalización aporte a un nuevo modelo de desarrollo y de democracia, administración provincial y participación de los comprovincianos. En todo el ámbito provincial, bajo el cobijo de planes estratégicos territoriales, es necesario empezar a tejer una red de instituciones cuyos espacios temáticos y de actuación permitan la conformación de regiones. A manera de ejemplos, agencias de desarrollo regional referidas a la producción territorial; consejos regionales de capacitación y formación con participación bi-, tri- o multipartito para apoyar los planes de producción y empleo; cooperativas regionales de crédito para favorecer la radicación en el territorio de los ahorros que el sistema financiero deriva a otras zonas; servicios regionales de empleo para disminuir los períodos de desocupación y orientar a los desempleados hacia las potencialidades del propio territorio y de la provincia, resignificación de las delegaciones regionales de educación y salud de la provincia activando el compromiso de organizaciones de ciudadanos, profesionales, cámaras y gremios alrededor de la educación y la salud territoriales. Correspondería a cada componente institucional comprometerse en la discusión sobre asignaciones de fondos públicos entre regiones provinciales referida a su respectiva área temática.
Está reñida con la realidad histórica provincial la crítica que sostiene que la descentralización y los grados de autonomía aumentarían las desigualdades departamentales. Al contrario, estas desigualdades han sido el resultado de la coalición forjada desde hace años entre Mercado y Estado, coalición que debiera sustituirse por una nueva entre Sociedad y Estado donde se aplique la siguiente consigna: “la competencia estimula, la colaboración fortalece, la solidaridad une”. (Esta consigna fue elaborada por Jacques Delors durante el ejercicio de su autoridad en la Comunidad Europea)
Esta consigna de ninguna manera omite la función única del Estado provincial de elaborar un plan estratégico provincial, ejercer la administración de los recursos presupuestarios, asegurar la transferencia equitativa y transparente de los recursos provinciales, resolver los conflictos de intereses entre regiones y ejercer los criterios federalistas ante la nación y provincias. La consigna tampoco omite el papel del Mercado pero no le reconoce el papel de rector absoluto en la asignación de recursos; más bien, la consigna lo coloca en el rol que le corresponde, esto es, el de asignar los recursos productivos en un nuevo modelo de distribución del ingreso, mejoramiento de la calidad de vida y crecimiento económico.
¿Cuáles criterios deberían considerarse para fijar las prioridades de inversión de los recursos provinciales a lo largo y ancho de nuestra Provincia? Si no tuviésemos agencias de desarrollo diseminadas por todo el territorio provincial, participando en la asignación de las obras de infraestructura, observando las tasas de rentabilidad social de las distintas alternativas, terminarían prevaleciendo los intereses más fuertes de la Provincia, o aquellos con mayor proximidad al gobierno provincial. La distribución de la inversión pública provincial debiera considerar conjuntamente los impactos sobre la producción, empleo, distribución de los ingresos y preservación de los recursos humanos y medio ambiente. ¿Cuál sería el marco institucional para decidir entre distintos proyectos regionales que compiten por recursos provinciales?
Un Consejo Provincial Económico y Social, en cuya integración estén incluidas las Agencias de Desarrollo Regionales diseminadas por todo el territorio de Santa Fe, sería el ámbito institucional adecuado para discutir las prioridades de inversión financiadas con recursos provinciales. Y esta construcción institucional de abajo hacia arriba, que va generando instancias regionales hasta incluir al gobierno provincial, asegura que el desarrollo regional no concluya en anarquía ni en la profundización de las desigualdades territoriales, sino al contrario: todos los santafesinos concurrirían representados a elaborar un Proyecto Estratégico Provincial y quedarían reflejados en esas metas.
Gobernando Santa Fe con la participación de los sectores sociales construiremos la fortaleza necesaria que requieren cada una de las tres provincias para integrar la Región Centro.
Muchas gracias.

30.9.05

Discurso de Hermes Binner: lanzamiento de la lista del Frente Progresista, 6 de septiembre de 2005, Rosario

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Queridos amigos, queridos correligionarios, queridas compañeras y compañeros que nos acompañan en tantos años:

Estamos hoy, en un momento muy importante de la democracia que una vez más nos convoca para renovar lugares de trabajo en la Nación y en la Provincia de Santa Fe, y lo hacemos desde un gran convencimiento: que es necesario trabajar con una orientación hacia lo popular, con un gran convencimiento en los problemas sociales, con una gran dedicación en la construcción de un futuro mejor para todos los argentinos. Venimos de momentos muy difíciles, de momentos trágicos, de ese desencuentro terrible que significó diciembre de 2001, cuando la gente salió a la calle a manifestar que los representantes no los representaban. Esta coyuntura se constituyó en la crisis más profunda de la Argentina moderna, la crisis más grave, más aún que la crisis económica y la crisis social, en tanto significó una crisis de credibilidad. Estos hechos se produjeron en un contexto difícil para importantes sectores de la población, por la continuidad del modelo neoliberal de exclusión social y de concentración de la riqueza, modelo que dejó a muchísimos argentinos a la vera del camino.

Nosotros necesitamos construir un puente entre lo político y lo social, fundamento del Encuentro Progresista. Creemos imprescindible construir una nueva mayoría en la provincia, que dé cabida a todos los que no tienen voz, que piense en la producción y en el trabajo, que piense en la salud y en la educación, que piense en los valores espirituales y materiales de los argentinos. Esta es la construcción que nos hemos propuesto impulsar. Desde Santa Fe estamos recorriendo un camino de superación: valoramos enormemente todos los hechos de recuperación económica, valoramos enormemente volver a pensar en Argentina, pero también creemos que es necesario transitar por la justicia distributiva para poder construir un futuro de derechos para todos. Parafraseando al manifiesto de la Reforma “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”.

Nosotros vivimos en Santa Fe y vemos la realidad de Santa Fe; una provincia con un rico historial cultural, productivo y social. Esta provincia es hoy un gran tren que está sobre la vía sin máquina; no descarrila, pero no avanza. Quienes gobiernan la provincia buscan una tracción nacional: “queremos plebiscitar al Presidente!”, pero los electores somos santafesinos y que vamos a plebiscitar: ¿la concesión de Aguas Provinciales?, ¿la entrega del Banco de todos los santafesinos a los hermanos Rhom?; ¿que vamos a plebiscitar?, ¿lo que se hace en educación?, ¿los paros?, ¿el Plan de Salud donde se mueren madres sin controles, donde se mueren niños por desnutrición?; ¿qué vamos a plebiscitar, lo que se hace en materia económica?, ¿los anuncios de la instalación de nuevas aceiteras?, ¿el estado de los caminos? ¿o el plan de reconstrucción de la ciudad de Santa Fe?. ¿Qué vamos a plebiscitar, la Justicia de Santa Fe, cuando prescribió la causa IBM-Banco de Santa Fe, por el simple paso del tiempo?. No se puede plebiscitar la justicia cuando la impunidad se consume la memoria de Pocho Lepratti, cuando en la cárcel de Coronda se mueren jóvenes sin condena.

Los santafesinos queremos mejorar la representación de Santa Fe y defender los derechos de Santa Fe, la segunda provincia que aporta al Presupuesto Nacional y la primera en materia de retenciones, pero que a la hora de la redistribución sigue sin agua para todos, sin gas para todos, sin caminos, sin educación, sin salud, sin propuestas acordes a las demandas y necesidades.

Nosotros vamos a proponer leyes que beneficien a Santa Fe; queremos llegar al Congreso de la Nación para concretar leyes que defiendan a los santafesinos, porque hoy tenemos numerosos ejemplos en los cuales se demuestra que la provincia de Santa Fe está marginada y para ello vamos a sostener la necesidad de mejorar la democracia representativa. Lo mejor que podemos hacer es honrar los cargos legislativos con mayor dedicación, mejorando la eficacia y la eficiencia. Debemos mejorar la democracia representativa incorporando la democracia participativa, como lo hacemos en Rosario, para que entre todos, podamos construir una sociedad mejor.

Un día como hoy hace 65 años se perdía por primera vez la democracia en Argentina, donde fuerzas armadas y sectores civiles comenzaron una etapa de degradación de los argentinos; le siguieron otros golpes de estado, cada vez peores, cada vez más duros, cada vez más sangrientos, y cada vez con menos posibilidades de recuperación para los argentinos. Hoy estamos en una situación donde la gente valora la democracia pero está molesta con la democracia, porque todavía, como dice el informe de Naciones Unidas, no ha encontrado en la democracia la posibilidad de vivir en dignidad. Es nuestra tarea fortalecer esta democracia; para ello, se requieren leyes que defiendan los derechos de la gente, porque allí está la posibilidad de que la gente vuelva a creer en las instituciones, vuelva a creer en sus fuerzas, vuelva a creer en el estudio y en el trabajo, para transformar la realidad.

La democracia con altos índices de exclusión social es una democracia débil. La democracia con la postergación de la Escuela pública es una democracia débil. La democracia que no acerca a todos a los beneficios de la medicina es una democracia débil. La democracia cuya base impositiva descansa en el IVA y las retenciones es también una democracia débil. Nuevas formas y nuevos controles de la sociedad civil, tal como lo contempla la Constitución Nacional de 1994 y que invitan a renovar la Constitución de la Provincia de Santa Fe, pueden mejorar la democracia. La autonomía de ciudades y regiones permite desarrollar la democracia desde la base de la pirámide institucional del país.

También decimos que vamos a llevar leyes fundamentales en las cuestiones sociales, sobre todo en educación y en salud: En educación porque hoy se vive un conflicto permanente entre el gobierno, la sociedad y los sectores docentes, y ese conflicto permanente termina colocando en el ojo de la tormenta a los niños y a los jóvenes que necesitan educarse. La solución que ofrece el gobierno no conduce a garantizar el derecho a la educación. Pareciera que se preocupa por avanzar y evitar mayores conflictos, pero, ¿cuándo vamos a poner en el centro de la preocupación nacional a los niños y a los jóvenes?. Los niños que hoy en lugar de jugar trabajan y los jóvenes que no trabajan ni estudian; ¿cuándo vamos a colocar en el presente el futuro de nuestros niños y nuestros jóvenes?.

Es común que una obra o un puente, sea inaugurado en los tiempos del gobierno que lo propuso, pero no pasa lo mismo cuando se piensa en educación; allí se miden otros tiempos, como los tiempos del desarrollo infantil o de la comprensión de la juventud, y es allí cuando una sociedad debe pensar en el largo plazo.

Vamos a proponer una ley que permita reemplazar esta cuestionada Ley Federal de Educación por otra ley que unifique el país como lo hizo la ley 1420, la ley que permitía igual educación en cualquier provincia argentina. También vamos a apoyar la ley de financiación de la educación, para que el 6% del PBI sea aplicado cuanto antes.

La educación no es simplemente un slogan; la educación, hoy más que nunca y la sociedad del conocimiento así lo demuestra, es una valor estratégico fundamental para el desarrollo de un pueblo, pero también tenemos que agregar contenido en la educación. La educación tiene que tener contenido universal, para que los niños y los jóvenes se ubiquen en tiempo y espacio, para que sepan dónde estamos ubicados, dónde está la Argentina y dónde están sus valores fundamentales, y cómo se ubica nuestro país en el mundo. También hay que educar a niños y jóvenes en lo técnico. Es necesario incorporar la educación técnica, de acuerdo a las realidades regionales para que nuestros niños y nuestros jóvenes se identifiquen con el trabajo y con la producción. Tenemos que recuperar la educación técnica para el crecimiento de una nueva economía y de una nueva sociedad.

La educación tiene que colocarse en debate; hay que hablar de educación porque la educación es uno de los factores fundamentales para salir de la exclusión social. No hay posibilidad de salir de la exclusión sin educación y sin trabajo.

También como cuestión social debemos hablar de la salud, porque como en educación, cuando se descentralizaron los hospitales se debilitaron los Planes Nacionales de Salud, esos viejos planes de Domingo Cabred, de Ramón Carrillo, de Arturo Oñativia, que pasaron al olvido, comenzando a resolverse la salud, así como la educación, al mejor saber y entender de cada una de las provincias. Por eso tenemos que pensar en una salud igualitaria en todo el país, que se logra con un plan de salud y con un seguro de salud; pero hay una condición fundamental: para poder entendernos con el sector privado y con el sector de la seguridad social, que significa rescatar y fomentar el sector público de la salud, los hospitales tienen que volver a tener los recursos necesarios para una atención de calidad.

Vamos a hablar de economía. Y lo primero que tenemos que reveer es la coparticipación federal, porque hoy Santa Fe, que es la segunda provincia que aporta al presupuesto nacional, que es la primera provincia argentina que aporta en materia de retenciones, a la hora de la redistribución, es una de las provincias más postergadas, porque no nos han sabido defender los mismos que han estado un cuarto de siglo gobernándonos. Nosotros tenemos que defender lo que le corresponde a Santa Fe porque defendiendo a Santa Fe también defendemos a la nación.

Para nosotros la torta debe ser distribuida bajo otros criterios, no con acuerdos circunstanciales, como los que permitieron que La Rioja, Catamarca, o San Luis tengan el triple de la coparticipación por habitante de la que tiene Santa Fe. Pensamos que hay que utilizar los datos que surgen de los censos nacionales para saber dónde están las necesidades, para saber dónde están los problemas y que permitan construir una Argentina de derechos para todos y en todos los rincones del país; por eso queremos una nueva ley de coparticipación equitativa y vamos a trabajar por esa ley de coparticipación.

También creemos que hay que mejorar y complementar a la ley Pymes, generando mayores posibilidades para el asociativismo y para la financiación de las Pymes. Vamos a fomentar el Fondo Nacional del Algodón, con una ley que permita que el sector algodonero no tenga los mismos problemas que tiene hoy, ya que los productores siembran a $1700 la tonelada y cosechan a $700 la tonelada. Tenemos que defender a los algodoneros del norte santafesino, quienes necesitan esta ley.

Vamos a proponer una ley que cree un fondo para la lechería, que proteja al productor y al consumidor, porque hoy están pasando por un buen momento, pero también hemos conocido otros ciclos de rentabilidad negativa y esta ley anticíclica permitirá una economía estable vinculada a la lechería. Debemos defender la producción lechera porque es una gran fuente de ingreso que tiene la provincia de Santa Fe y es una de las actividades económicas que utiliza mayor mano de obra rural.

Tenemos que pensar en el trabajo, y vamos a generar leyes que mejoren la situación laboral de los argentinos; hay que pensar en el derecho al trabajo y en los derechos sociales que le corresponden al trabajador y a su familia, por eso creemos que es importante nacionalizar el empleo decente. Los Consejos de Formación y Capacitación Profesional, como se llevan a cabo en la ciudad de Rosario, deben generalizarse en todo el país. También es importante generar una ley que permita la incorporación de la economía solidaria, en reemplazo paulatino de los Programas Jefas y Jefes de Hogar. La educación y el trabajo constituyen dos ejes fundamentales que nos permiten la inclusión social: el trabajo porque nos hace dignos y la educación porque nos permite ser libres.

La seguridad es un tema esencial y es una de las grandes demandas de nuestra población, y creemos que hay que ser muy duros con las causas que facilitan la impunidad.
Nosotros estamos convencidos que hay una curva exponencial donde a mayor exclusión social, más inseguridad; no creemos que la solución sea aumentar las penas, sino que es necesario generar más posibilidades de vida digna para la población, y asegurar el imperio de la justicia. Garantizando salud, educación y trabajo y generando dignidad en los argentinos, vamos a lograr una disminución de la inseguridad.

Nosotros decimos: Comienza el Cambio porque estamos promoviendo una nueva coalición, no ya exclusivamente entre partidos políticos, sino sumando a los movimientos sociales. Los partidos que integramos este Frente hemos abierto nuestras listas de candidatos a representantes de la sociedad civil. La crisis de credibilidad manifestada en diciembre de 2001 se puede superar tendiendo un puente entre la política y la sociedad civil.
Este es el sentido de construcción del Frente Progresista Cívico y Social. Trabajando en esta construcción con la UCR, el Partido Intransigente, el Partido del Frente Grande, el Partido de Sabbatella, (este gran intendente que en la ciudad de Morón se defiende entre medio de tanta forma prebendaria de la política que tan poco tiene que ver con la forma de dignidad que nosotros estamos pensando), con el Partido Socialista y con los movimientos sociales.

Queremos resaltar el significado de los movimientos sociales en el Frente Progresista Cívico y Social. Así, Juan Rivero participa en la lista de Concejales para renovar el Concejo Municipal de Rosario, y sobre este escenario se encuentran Elda Gerez de Rafaela y Pablo Zancada de Reconquista integrando la lista de Diputados Nacionales. A ninguno de ellos se les pidió afiliarse a un partido político, sino que continúen como representantes de sus respectivas organizaciones, porque somos muy respetuosos de todas sus trayectorias y de sus ideas. Queremos que sigan construyendo desde sus organizaciones para consolidar el Frente Progresista en el tiempo.

Comienza el Cambio, porque para nosotros éste es el primer cambio que tenemos que hacer para recuperar la credibilidad y estamos convencidos que en la integración de lo político con lo social está la fuerza del pueblo santafesino para construir un mañana mejor para todos.

El Frente Progresista es la máquina que necesita el tren para comenzar a transitar el crecimiento social y económico que requiere Santa Fe. No es una construcción sencilla, es una construcción compleja porque significa comenzar a dialogar con muchísima gente con la que en algún momento disentimos, pero con quienes hoy, encontramos coincidencias. Y seguramente que por este camino vamos a coincidir cada vez más, porque estamos total y absolutamente convencidos que esta posibilidad de Argentina de salir adelante se hace con coincidencias y con exclusiones; en definitiva, no se hace en blanco o negro, se hace en celeste y blanco.

Queridas compañeras, queridos amigos, faltan pocos días para el 23 de octubre. Tenemos en nuestras manos, en nuestra mente y en nuestros corazones, la extraordinaria posibilidad de multiplicar este acto, de llegar a todos los rincones de la provincia, de no dejar de lado ningún pueblo, ninguna zona rural, sin el mensaje de esperanza, de que se puede mejorar, de que se puede vivir mejor, de que podemos llevar adelante una provincia con dignidad. Estamos convencidos que muchas cosas se pueden hacer a nivel del Congreso de la Nación para todos los santafesinos.

Muchas gracias.

29.9.05

"El trabajo es mucho más que el empleo". Ponencia de Hermes Binner en 4to Congreso Nacional sobre Valores, Pensamiento Crítico y Tejido Social.

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Trabajo y empleo: distinción

Los organizadores solicitaron abordar el tema “El trabajo es mucho más que el empleo”. La distinción entre uno y otro concepto es correcta. Sin embargo, referirme a esa distinción no evita reconocer cuán fuertemente imbricados están ambos conceptos en la vida social. A esa dupla, distinción e imbricación, estarán dedicadas estas reflexiones.

Comenzaremos por discernir la diferencia entre empleo y trabajo.

El empleo es la función desempeñada por una persona para ganarse la vida. Se trata, entonces, de una actividad que tiene un ingreso como contraprestación. Toda familia requiere que al menos uno de sus miembros acceda a un empleo para salir de la indigencia o la pobreza. Dado el nivel de remuneraciones que prevalece en nuestro país, muchas familias requieren que al menos dos de sus miembros estén empleados.

Si atendemos a las estadísticas oficiales, el empleo es ejercido mayoritariamente bajo relaciones asalariadas; una fracción menor de personas desempeña esa función como autoempleadas o trabajadores familiares sin remuneración. Otra fracción hoy día importante carece de empleo; son los que componen el desempleo abierto en la estadísticas oficiales incluyendo a los desempleados cubiertos por los planes jefes y jefas de hogar.

Por su parte, el trabajo es la energía individual y colectiva que es puesto en el desempeño de una actividad, remunerada o no, que produce bienes o servicios socialmente necesarios. Estos bienes o servicios pueden ser reconocidos como tales en el mercado de bienes y servicios, o bien pueden ser producidos en respuesta a necesidades que no tienen el respaldo de demandas solventes. Por eso, esa producción no responde a un cálculo económico.

En síntesis, el empleo es una actividad asociada a un ingreso; el trabajo es la energía aplicada a una actividad.

Explicitemos esta distinción con dos ejemplos: un porcentaje importante de mujeres en nuestra sociedad sexista trabaja exclusivamente en tareas domésticas sin remuneración. Nadie podría negar que esos trabajos son actividades fundamentales para la reproducción de la especie humana; sin embargo, las estadísticas oficiales no reconocen el trabajo de las amas de casa porque no reciben una remuneración. Tomemos ahora el caso de los rentistas: sus ingresos son percibidos como resultado de una propiedad; perciben esos ingresos sin que el trabajo esté presente como prestación de esos ingresos. Esto no significa que todos los rentistas sean perezosos; si bien no trabajan, algunos o muchos podrían estar aplicando su tiempo libre de trabajo a otras actividades socialmente útiles.

Es contradictorio, incluso socialmente injusto, que los rentistas, que no son pocos, estén registrados como población económicamente activa mientras las amas de casa son incluidas como personas inactivas junto a los estudiantes, personas desalentadas para la búsqueda de empleo e incapacitadas para el trabajo.

Esta distinción entre empleo y trabajo está proyectada a las estadísticas oficiales. De éstas podemos decir seguramente que son estadísticas del mercado de trabajo. Escapan también a las estadísticas oficiales aquellos trabajos socialmente útiles que son reconocidos como trabajo voluntario, y que son prestados en oportunidades por desempleados. Basta considerar los comedores populares y otras actividades de las organizaciones de desempleados. Es decir, pueden registrarse variadas situaciones de personas que están ocupadas pero no empleadas.

Por tanto, el trabajo incluye tanto a las actividades socialmente productivas que tienen una remuneración como contraparte, como a las horas incluidas en actividades socialmente útiles sin remuneración. Las horas de trabajo prestadas en el total de actividades socialmente útiles, incluyendo a las amas de casa y a las distintas modalidades de trabajo voluntario, demandan estadísticas de trabajo complementarias para reflejar todas las energías humanas volcadas en la vida social.

La importancia de esta observación es que el reconocimiento de los trabajos socialmente útiles puede contribuir a paliar parcialmente, repito parcialmente, la situación actual de desempleo.

Nos remitimos a los siguientes comentarios.

La imaginación de los gestores públicos en América Latina durante la década de los 90 para paliar el desempleo juvenil fue implementar programas de capacitación en oficios tradicionales para incorporarlos a las relaciones salariales o al autoempleo. Mucha de las dificultades de inserción en el trabajo de los programas de empleo para jóvenes, también aplicados en nuestro país, resultó de la imposibilidad de insertar laboralmente al contingente de jóvenes capacitados. La razón principal ha sido que los programas breves de capacitación, exentos de contenidos básicos en ciencia y técnica, enfocados hacia cuestiones operativas, formaban jóvenes semicalificados en circunstancias que las empresas requerían de mano de obra con mayor calificación.

Muchos de esos programas para jóvenes continúan hoy día bajo diferentes modalidades, incluso para adultos desempleados.

Los recursos del Gobierno nacional para financiar programas diferentes no son escasos. Basta mencionar que están previstos tres mil millones de pesos en el presupuesto nacional 2006 propuesto por el Ejecutivo Nacional para sostener planes para jefas y jefes de hogar desocupados, en general sin exigencia de ninguna contraprestación de actividad, excepto alguna participación en programas de capacitación dirigida a esos oficios tradicionales. Esta ausencia de imaginación y decisión políticas dan la razón a Borges cuando dijo: “después del presente, sigue el pasado”. La década de los 90 sigue presente bajo distintas modalidades.

En Francia se lanzó tiempo atrás un plan de empleos para jóvenes financiado por el Estado para desempeñarse en nuevos oficios referidos a distintos campos de la vida social, ajenos a la esfera de la producción pero inscritos en el mundo de trabajo. Esos oficios correspondían a las áreas de Educación, Familia-Salud-y Solidaridad, Vivienda y Vida Privada, Vida en los Barrios, Transportes, Cultura, Justicia, Medio Ambiente, y Seguridad. A estas áreas nos referíamos arriba cuando decíamos que variadas necesidades sociales no encuentran, y difícilmente encuentren, una demanda solvente encuadrada en mercados.

Por cierto, aunque parezca difícil su implementación, vale la pena pensar en ello: esos nuevos oficios también podrían estar a disposición de trabajadores adultos desplazados que pudiesen ser recalificados en tiempos abreviados de capacitación considerando las calificaciones ya adquiridas en su formación profesional y en sus experiencias de trabajo. Téngase en cuenta la cantidad de técnicos y universitarios desertores y graduados sin empleos con resistencias justificadas a ser recalificados en oficios que exigen menores calificaciones formales.

Escuchamos a menudo que el desempleo es fuente de muchos males: negación de las necesidades básicas, depresión, delincuencia, desintegración de la vida familiar, violencia intrafamiliar, y otros. La pregunta que sigue es: ¿estamos dispuestos a pagar impuestos para que otros ciudadanos tengan la oportunidad de trabajar por un ingreso en actividades socialmente productivas? La respuesta es incierta porque la pregunta alude a cambios en nuestra vida social organizada, y los cambios siempre enfrentan variadas resistencias a pesar de que su necesidad sea ampliamente compartida por la población.

Como vemos, el trabajo es algo más que el empleo. Pero no es solamente algo más porque incluya otras actividades socialmente útiles sino porque es necesario prestar atención a las condiciones con que el trabajo es prestado. Las condiciones que acompañan a esa prestación de energía definen la calidad del trabajo.

Trabajo y empleo: su imbricación

i) El desempleo y sus causas

Consideraremos seguidamente la inestabilidad en el empleo y la inestabilidad en el trabajo como manera de abordar la relación entre trabajo y empleo. En épocas pasadas, ambas inestabilidades tenían un piso fundado en la legislación laboral y la negociación colectiva. La globalización ha horadado ese piso. De hecho, el aumento del desempleo en Argentina ha ido de la mano con un deterioro de las condiciones de trabajo.

Así debemos preocuparnos por el desempleo, las condiciones de trabajo y las políticas activas en el mercado de trabajo para contrarrestar el primero y mejorar las segundas.

Las causas del desempleo son variadas:

Una corriente alude al desempleo estructural que, dicho en palabras sencillas, explica la ausencia de correspondencia entre las competencias laborales demandadas por los empresarios y las competencias ofrecidas por los trabajadores que buscan empleo. Así, para algunos, el ataque al desempleo debería descansar en la educación y formación para nuevos espacios de trabajo y en el aprendizaje permanente.

Por cierto, en el mercado de trabajo argentino conviven un déficit de calificaciones asociadas a las nuevas tecnologías y un superavit de bajas calificaciones. La eficacia de los programas de capacitación laboral y formación profesional, cuyo indicador principal es la inserción laboral, depende en buena medida de un proceso de crecimiento económico capaz de incluir a los contingentes crecientes de trabajadores capacitados en ocupaciones asalariadas o autoempleadas.

Otra corriente sostiene que es la falta de inversión la que fundamenta la débil dinámica de generación de empleos. Los partidarios de esta corriente recomendarían el uso de tecnologías intensivas en mano de obra y colocarían énfasis en el crecimiento de sectores productivos que usan esas tecnologías.

El nivel de inversiones ocupa un lugar preferente en las preocupaciones de todos los ministros de economía para combatir el desempleo, ya que el aumento del producto y del empleo resulta de los niveles de inversión. Es claro, el crecimiento del producto por cada peso que se invierte depende de la naturaleza del cambio tecnológico que acompaña a la inversión y de la intensidad de uso de la mano de obra en los sectores productivos donde se invierte.

Por tanto, es necesario presentar una tercera corriente, aquella que sostiene que el cambio tecnológico es responsable de la sustitución de hombres y mujeres trabajadores por maquinarias y equipos. El cambio tecnológico explicaría que cada porcentaje de crecimiento de la producción es acompañado por un porcentaje menor y decreciente de aumento del empleo.

Por cierto, no debiéramos oponernos a cualquier oportunidad que ofrece el ingenio humano, aplicado a la ciencia y la técnica, de producir más bienes con menos esfuerzos. Por otra parte, cualquier sustitución de trabajadores por nuevo equipamiento es parcial o totalmente compensado por la demanda de trabajadores exigida por la producción de ese equipamiento.

Si bien es cierto que el crecimiento del empleo resulta de los niveles de inversión y de las técnicas aplicadas de producción, una cuarta corriente tiene una gravitación importante. Me refiero a los ingresos percibidos por todas las personas empleadas. A nadie se le escapa que la distribución del ingreso en Argentina es muy desigual, y requiere corregirse.

De ahí que esta cuarta corriente sostenga que el producto bruto interno crecería a una tasa mayor si correspondiese a los salarios una participación mayor en su distribución. Por tanto, una redistribución de ingresos, esto es, una mayor participación de los salarios en el ingreso nacional, originaría un círculo virtuoso de aumentos de demanda, producción y empleo.

Aquí está presente una dificultad que no puede dejar de anotarse. Se trata de la difundida idea de que los salarios son un costo de producción en el sector privado. Si esta idea es inconmovible, un aumento de salarios sólo sería tolerado por el sistema económico si fuese acompañado por aumentos de productividad; de lo contrario, el aumento de precios acompañaría a los salarios acrecentados.

Por tanto, la redistribución del ingreso solo es posible si los salarios son pensados como un componente del valor agregado y no como un componente de los costos. Esto es, el valor agregado debiera distribuirse entre remuneraciones y ganancia según criterios acordados por la negociación colectiva, y no como un componente de los costos. En ese caso, un consenso social sería el instrumento de una política de redistribución funcional del ingreso.

Más allá de este consenso, la política de redistribución del ingreso estaría limitada a la política impositiva, reforma tributaria mediante, y a la política del gasto público que favorezca el acceso de los sectores más desfavorecidos de la población a los bienes públicos (educación, salud, agua potable, entre otros). Se compensarían los efectos pero no las causas de la distribución funcional del ingreso tan desigual en nuestra actualidad.

Otra corriente que todavía no ha alcanzado el estatuto de consideración que se merece en la agenda de discusiones y que corresponde presentarla en este ámbito universitario. Esta corriente sostiene que no es el trabajo lo que escasea en las sociedades capitalistas sino, más bien, son las horas de trabajo las que están desigualmente repartidas entre las personas empleadas.

De esta corriente, resulta una política ingenua que recomendaría reducir universalmente la jornada de trabajo. Esta política ignora los obstáculos productivos, sociales y éticos para su implementación. El obstáculo productivo por excelencia es la dificultad de disminuir la jornada para aquellos operarios, técnicos y profesionales altamente calificados porque el desempleo no contiene a trabajadores con idénticas competencias para completar las horas necesarias de producción en las empresas. Los obstáculos sociales aparecerían inevitablemente al considerar la distinta composición de la mano de obra en los distintos sectores productivos; algunos sectores tendrían mayores dificultades que otros para acomodarse a una reducción de la jornada de trabajo. Los obstáculos éticos fueron remarcados por los obispos de Québec cuando el desempleo afectó a Canadá también en la década de los 90. Los obispos preguntaron entonces: “¿estamos dispuestos a ceder parte de nuestro tiempo de trabajo en beneficio de otros hermanos?” La respuesta de los trabajadores es incierta a juzgar por algunas propuestas aritméticas que circulan de reducir los tiempos de trabajo sin afectar a las remuneraciones, lo que es muy dificultoso en las relaciones capitalistas globalizadas.

Un avance importante en la reducción de la jornada de trabajo podría alcanzarse si se difundiese en las empresas la contratación del trabajo a medio tiempo (jornada parcial o jornada completa compartida), con las -mismas condiciones de protección que el trabajo a horario completo. No hay que subvaluar la demanda en la sociedad por el trabajo de medio tiempo que: favorecería la incorporación de las mujeres al trabajo. También favorecería a los hombres al permitirles redefinir sus roles en la familia, a los jóvenes que necesitan trabajar para seguir estudiando, y conseguiría la adhesión de trabajadores y trabajadoras adultos que están dispuestos a optar por más tiempo libre.

Si el trabajo a medio tiempo se generalizase por la negociación colectiva, su impacto estadístico sería reducir la jornada promedio de trabajo.

Es interesante destacar que esta opción está permitida por nuestra legislación laboral pero es una materia, como muchas otras, que todavía no es abordada en la negociación colectiva.

Ninguna de estas cinco corrientes debieran estar ausentes de las reflexiones porque ninguna es incorrecta; podría decirse de cada una que son explicaciones parciales de la realidad. Aquello que genera contrapuntos, por diferencias ideológicas o de intereses, es la importancia relativa que se reconoce a cada corriente en la combinación de instrumentos de una política activa en el mercado de trabajo.

ii) Deterioro en las condiciones de trabajo

Es necesario profundizar sobre esa relación entre empleo y trabajo, o desempleo y deterioro de las condiciones de trabajo, porque sin duda el nivel alto de desempleo inhibe a los trabajadores y a los sindicatos para negociar mejores condiciones, tanto individual como colectivamente. Sin embargo, no es aceptable afirmar livianamente que, siendo el desempleo una causal parcial de ese deterioro, el mejoramiento de esas condiciones está inexorablemente subordinado a la disminución del desempleo. Basta revisar nuestra historia política más atrás de la década de los 90, tan marcada por la dictadura militar, para entender la intervención de coacciones extraeconómicas que tuvieron incidencia directa en el deterioro de las condiciones de trabajo.

Se deduce del desarrollo de esta presentación, la necesidad de atacar el desempleo y mejorar las condiciones de trabajo. Pues bien, ¿cómo hacerlo? ¿A quiénes cabe la responsabilidad de actuar?

Hemos asistido a distintos intentos de modificar la legislación laboral para corregir el desempleo. Por lo general, esas modificaciones no tuvieron en consideración los intereses de los trabajadores en actividad; más bien, las nuevas normas desmejoraron las condiciones de trabajo bajo el justificativo de que las rigideces laborales no atendían la necesidad de empleo de los desempleados. La flexibilización laboral fue inefectiva para combatir al desempleo, y la crítica y oposición generalizada motivó sucesivas reformas a la legislación laboral que crearon incertidumbres en el sector privado. El trabajo en negro asomó vergonzosamente.

La legislación laboral siempre será insuficiente si no va decididamente acompañada por negociaciones colectivas. La dificultad al respecto resulta del debilitamiento de los sindicatos y el aumento del desempleo que han postergado la negociación colectiva, o reducido los contenidos de la negociación al capítulo del nivel de los salarios sin abordar otras condiciones de trabajo.

Debemos agregar dos dificultades adicionales para aquellos que pensamos estos problemas en el interior del país. La legislación laboral en Argentina es una materia exclusiva del Congreso Nacional. Las relaciones laborales no pueden ser ejercidas por las provincias por el supuesto consagrado como verdad inconmovible de que las provincias competirían por la localización de las inversiones degradando las condiciones de trabajo. Tal predicamento es compartido por las organizaciones sindicales que no apelan a la descentralización de la negociación colectiva en razón de sus estructuras verticales, dependientes de las organizaciones de tercer grado. Tampoco las organizaciones de empresarios en provincias son proclives a incorporar a la brevedad más decencia en las condiciones de trabajo por razones esgrimidas de competitividad.

El Centro de Estudios Municipales y Provinciales al que pertenezco en Rosario ha elaborado estas propuestas para accionar a favor de la disminución del desempleo y del mejoramiento en la distribución del ingreso en la Provincia de Santa Fe. Considerando las restricciones constitucionales que afectan a las legislaturas provinciales, las propuestas de nuestro Centro descansan fundamentalmente en la gestión de políticas públicas y en la dinámica de los actores sociales competentes para participar en negociaciones colectivas descentralizadas.

Finalmente podemos concluir que tanto Educación como Trabajo son fundamentales para incorporar a los excluidos, la educación porque nos hace libres y el trabajo porque nos hace dignos.

Rosario, 29 de setiembre de 2005

31.7.05

Mensaje durante la Feria de Gobernabilidad marzo 2005 Rosario

comentarios: contacto@hermesbinner.com.ar

Ante todo voy a tomarme el atrevimiento de asumir la representación de todas las ciudadanas y de todos los ciudadanos de Rosario y del propio Intendente Municipal, para decirle a Naciones Unidas gracias por esta distinción que valoramos muchísimo. Este agradecimiento también va para quien fuera el representante de Naciones Unidas en el momento de la entrega de este premio en diciembre de 2003, al actual embajador de España en Argentina, Carmelo Angulo Barturen, y para Juan Manuel Salazar y Pablo Vinocur, de quienes en una reunión inolvidable, en el PNUD en Buenos Aires, recibimos este anuncio tan importante para la ciudad de Rosario.

Este nombramiento de ejemplo de gobernabilidad democrática, creemos que puede utilizarse no como modelo o como receta sino como referencia de una experiencia que, indudablemente en cada lugar, en cada ciudad de nuestra querida América Latina, tendrá distintas formas de interpretación y de aprobación. La gran tarea es saber leer la realidad de cada una de nuestras ciudades para poder interpretar cuáles son sus necesidades fundamentales, por donde comenzar o por donde continuar preparando precisamente estas formas de gobernabilidad que hoy, particularmente en las ciudades, estamos llamados a asumirlas como un desafío.

Como todas las cosas siempre llegan tardíamente a América Latina, pero es necesario asumirlas cuando llegan. Generar un desarrollo local constituye también una gran posibilidad para tener una fuerte base de sustentación de esta pirámide de gobernabilidad que debe construir una nación y también un grupo de naciones, para poder abordar la satisfacción de las necesidades básicas y por qué no la felicidad de nuestra gente.

Es cierto que hay formas, estilos, propuestas, leyes, constituciones, que limitan esta posibilidad de construcción piramidal. En nuestro país, hay una reforma constitucional de hace once años que habla del primer nivel del Estado, que está precisamente en los municipios y sin embargo esto es una letra escrita pero no respetada, y todavía estamos hoy con la pirámide invertida. Argentina es un país que se construyó desde el puerto de Buenos Aires y se sigue pensando desde el puerto de Buenos Aires; pero la realidad está desde nuestro interior, la realidad productiva, la realidad social, la realidad que duele, la realidad que necesita una reactivación, la realidad que necesita un cambio, está aquí, en las ciudades.

Hace 100 años la mayoría de la población vivía en el campo, en las zonas rurales pero hoy, a comienzos de este siglo XXI, la gente vive en los conglomerados urbanos; en América Latina cerca del 90% de la población vive en conglomerados urbanos. Y es aquí el lugar donde se concentran las mayores demandas, las mayores necesidades, los mayores problemas sociales, económicos, pero también es el lugar de los mayores desafíos, de la mayor creatividad, de la mayor inventiva para comenzar a transformar desde abajo, con nuestros valores, con nuestra gente, con nuestra realidad, con nuestras instituciones, las ciudades que hoy tenemos.

De manera que, en cada ciudad, en cada conglomerado urbano hay factores, situaciones que quienes más las conocen son sus habitantes, sus instituciones, sus gobiernos locales, y que indudablemente, es una construcción singular la que hay que realizar allí.

Toda construcción singular no debe dejar de ver los derechos fundamentales de la gente; estos derechos que están plasmados en estos objetivos del milenio y que es necesario construir y no dejarlo simplemente en metas que algún día se puedan lograr, porque también en esto nosotros tenemos memoria. Recordábamos días pasados el acuerdo de Alma Ata, donde decía “salud para todos en el año 2000”. El año 2000 pasó y la meta no está cumplida. De manera que estos desafíos tienen que ser tomados con mucha fuerza por los gobiernos nacionales. Afortunadamente Argentina adhirió y firmó, entre de los 186 países que se sumaron a este compromiso que se lanzó bajo la presidencia de Kofi Anan. Pero es necesario darle encarnadura. Y en cada lugar hay que buscar la forma para que esto se pueda concretar.

Estos son los desafíos verdaderos que nosotros asumimos. Por eso en esta diversidad, simplemente quisiera comentarles una breve historia de nuestra ciudad de Rosario, que no necesariamente tiene que ser tomado como un modelo o un ejemplo, sino que es una historia más.

Cómo, pensando la ciudad desde una disciplina y desde uno de los derechos fundamentales de la gente, como es la salud, se construyó una propuesta, un andamiaje, una estructura, a partir del derecho a la salud de la población de Rosario.

Esto ocurre desde hace muchos años, que venimos estudiando, que hemos integrado y hemos sido, no originarios, porque todo esto es un gran tren donde nos subimos algún grupo, algunos se bajaron antes, otros se incorporaron después. Es una construcción colectiva de pensar la salud como un derecho, desde su historia, desde sus grandes hombres, desde sus grandes realizaciones, desde sus grandes instituciones, desde sus grandes proyectos, de todo un trabajo en salud que fue adecuándose o transformándose en función de la realidad y del avance de las ciencias.

Esto fue parte de un profundo estudio de muchísima gente, de mujeres y hombres que tal vez hoy no estén todos, pero es importante rendirles un homenaje a quienes dieron muchos años de su vida o algunos momentos o algunas ideas, porque todos han sido importantes en esta construcción.

La construcción en Rosario, de este modelo de salud, en el cual participaron enfermeras, médicos, bioquímicos, farmacéuticos, odontólogos, psicólogos, trabajadores sociales, fue pensada a partir de lo que se venía dando en nuestro país, sobre todo con la dictadura militar, signada por el neoliberalismo que cambió el equilibrio entre el mercado y el Estado y en nuestra ciudad pensaba en cerrar hospitales o trasladarlos.

Sobre esta base y sobre esa realidad, nosotros sostuvimos que el Estado debía garantizar la salud, y que había que construir un modelo de salud basado en nuestra historia, en nuestra cultura, en las necesidades de la gente y fundamentalmente en la solidaridad y en la participación. Y se generó esta estructura donde todo el equipo de atención primaria, que conducía la Dra. Richigier, logró un cambio a partir de la atención primaria, y generó un modelo de salud basado en la atención desde los centros de salud, desde los barrios, en forma creciente, piramidal, para poder construir un modelo con igualdad de oportunidades y gratuito.

Y este modelo, cuyos resultados ha reconocido la Organización Panamericana de la Salud, ha sido un modelo que se ha convertido en validación política, es decir que la propia población ha aceptado políticamente que este modelo, la salud como se esta dando, el entender la salud como derecho, atiende una de sus necesidades básicas, y por eso tiene validación política. Por eso es que esta construcción fue muy importante para todo el equipo que trabajó en tantas usinas y en tantas fábricas de ideas que fuimos generando.

Esto nos permitió luego, a partir de ese reconocimiento y ya desde el gobierno de la ciudad, aplicar la misma lógica a todos los ámbitos donde se intervino. Entonces no fue difícil entender lo que decía Francesco Tonucci sobre los niños. No fue difícil entender un modelo y una forma de pensar la ciudad de abajo hacia arriba, de las necesidades, de su historia y de su cultura, con su gente. Se pudo llevar adelante con los programas para discapacitados, que nosotros decimos con capacidades diferentes y que tuvo un gran aporte de la Comunidad Europea, un proyecto realmente muy valioso, de casi un millón de euros, que pudo generar en Rosario un modelo de atención a las personas con discapacidad en todos sus niveles, desde la prevención en las maternidades hasta en la rehabilitación. Y se pudo también generar un programa de género, y también un programa para desocupados, y por eso se aplicaron alternativas que nosotros sabemos que no constituyen la nueva economía, pero son alternativas que permiten a la gente vivir con dignidad, es decir vivir de su trabajo. Las huertas comunitarias, que hoy ustedes pueden ver aquí, en esta exposición, el trabajo que hacen mujeres y hombres de nuestra ciudad que quedaron a la vera del camino en este modelo de exclusión social y que sin embargo encontraron, a partir de estas propuestas de huertas comunitarias, de estas propuestas de fábrica, de estas propuestas de cooperativas de trabajo como el de barrio Las Flores, alternativas para vivir con dignidad.

Nosotros creemos que hay valores que desde las ciudades tienen que defenderse. Nosotros creemos que, por ejemplo, la democracia es perfectible y por lo tanto hay que hacer todos los días algo para que se perfeccione. Y sabemos que la democracia representativa tiene que mejorar, pero sabemos también que por la complejidad de las necesidades de nuestra población, tenemos que reforzar esa democracia representativa con la democracia participativa. Y la participación no es simplemente venir a opinar y regresar a casa. La participación es una invitación para que la gente sea parte para que la gente se involucre, para que la gente crea en sus manos, crea en su mente y comience a hacer. Porque la otra participación, es una participación que se agota en el tiempo; la gente se cansa. En cambio esta participación, donde la gente dice «yo quiero que me hagan una plaza aquí y quiero que los bancos estén de este lado y los juegos para los niños del otro lado» y esa obra se hace, como se ha realizado con el Presupuesto Participativo, genera más confianza y genera más participación y genera mucho más debate en las asambleas y genera muchas más e ideas. La gente quiere venir a decir cómo le gustaría que sea su centro de salud, su escuela, su plaza, su lugar público, como quiere que la atiendan.

La participación, tiene un gran valor para ayudar a la gobernabilidad de una ciudad. Es parte de la gobernabilidad. Porque nosotros en democracia tenemos que transformar al Estado. Nosotros en el ejercicio de esa democracia tenemos que creer, no en un estado elefantiásico que el neoliberalismo se encargó de degradar, tenemos que recrear un Estado que sirva para la gente. Un Estado que garantice los derechos básicos y elementales de la gente, pero tenemos que hacer un Estado que trabaje con la sociedad civil, que no coopte a la sociedad civil, que la deje entrar, que permita opinar a la gente. No hay que tenerle miedo al pensamiento de la gente, la prueba está en el presupuesto participativo que venimos implementando. A la gente se la invita a decidir en qué se va a gastar el dinero y la gente opina en qué se va a gastar y nunca opina cosas imposibles, siempre opina cosas posibles. Entonces ¿cómo no vamos a generar nosotros también confianza en la gente? Si nosotros creemos que es necesario que la gente recupere la confianza, la credibilidad en sus instituciones, también cuando ocupamos lugares, es necesario que le creamos.

Esto es un entendimiento de idea y vuelta. Entonces decimos que sobre esta base es importante construir solidaridad, es importante construir igualdad, es importante construir participación y es importante construir transparencia. Esta es una de las condiciones más necesarias en nuestra América Latina y en nuestra Argentina. Y la garantía de la transparencia la dan las instituciones de la sociedad civil, el control de la gente, no al control que yo nombro para que me controle a mí, sino el control que tiene que hacer la gente hacia quien tiene la responsabilidad de manejar un ómnibus, un semáforo, o la hacienda municipal.

Esto es lo que ha significado para Rosario la construcción desde un modelo de pensar primero la salud y luego la ciudad. Esto es lo que nos ha ampliado permanentemente la mira sobre a dónde queremos que vaya la ciudad. La ciudad no tiene una meta, la ciudad debe tener, obviamente, objetivos, pero no puntos de llegada, porque esta sociedad que nosotros queremos construir, es una sociedad que no se basa simplemente en darle un plato de comida al hambriento, o un libro al que tiene que aprender a leer. Estas son cuestiones fundamentales, pero tenemos que aspirar a la felicidad de la gente y la felicidad de la gente, también se construye, y se construye con diálogo, se construye con participación, se construye elevando el nivel, se construye nivelando para arriba y se construye creando.

Poco se puede hacer si no estudiamos los principios, los marcos teóricos, si no estudiamos nuestra historia, nuestra cultura, si no estudiamos nuestra realidad, si no aprendemos de todo lo que nos rodea, porque es el elemento fundamental, son los ingredientes fundamentales para poder pensar cosas nuevas, para crear algo nuevo, para tener la valentía, el entusiasmo de la creatividad.

Tenemos que atrevernos a pensar y a crear, tenemos que pensar sobre lo que tenemos y también sobre lo que vendrá. Cuando nosotros pensamos en los niños, no estamos pensando para decirle a los niños cómo tendrán que ser mañana, nosotros estamos pensando en los niños, primero por una cuestión biológica, pero fundamentalmente porque ellos serán los constructores de la sociedad del devenir. Los niños no votan, pero los niños van a construir este mañana que todos aspiramos.

Por todo ello Rosario fue elegida entre 278 ciudades para recibir esta distinción, es un hecho que nos enorgullece y a la vez nos convoca a redoblar esfuerzos para que el intercambio de ideas y experiencias entre las ciudades de América Latina sea cada vez más fructífero.

Muchísimas gracias.
http://www.experienciarosario.org.ar/

14.7.05

Es hora de sumar coincidencias (mensaje sobre la integración de Movimientos Sociales al Frente)

Queridas compañeras, queridos compañeros:

En este día muy especial, en el que presentamos nuestra lista, estamos conmemorando uno de los hechos más trascendentes de nuestra historia: el nacimiento como país independiente, a partir de esa reunión que se hizo en Tucumán hace 189 años.

Donde no había aviones ni rutas pavimentadas, sino que había un sistema de postas, un sistema de a caballo, donde se cambiaban los caballos, donde se iba en carruajes y había de cambiar los carruajes, y se demoraba semanas y semanas, sin embargo, desde las provincias argentinas llegaron a Tucumán, con una firme vocación de ser independientes, y este hecho bien lo señala José de San Martín en su carta a Godoy Cruz:“Hasta cuando esperaremos para declarar nuestra independencia”. La frase que José de San Martín le escribió a Godoy Cruz es el acta constitutiva de Argentina. Sobre esta frase nuestro país declaró su independencia el 9 de julio de 1816 en Tucumán, hasta donde llegaron representantes de todo el territorio con la determinación de ser libres.
Con esta convicción y este espíritu de superación llegamos al mundo como una nueva nación.Muchas cosas pasaron en estos 189 años, muchos momentos en los cuales los argentinos vivimos muy bien, y muchos otros en los que vivimos muy mal. Pasamos por muchas experiencias, y hoy estamos ante una gran posiblidad de aprender y sacar lo mejor de todas esas experiencias.Los hechos de diciembre de 2001, cuando los argentinos salieron a las calle para decir que los representantes ya no los representaban, marcaron la peor crisis que vivió nuestro país. Es la crisis de credibilidad, mucho mas profunda que la crisis económica y que la crisis social, porque implica no creernos entre nosotros. Es la aparición de una disyuntiva feroz: integración o disolución.
Por eso estamos en un momento bisagra, estamos a medio camino entre un pasado que no queremos volver a vivir y un futuro que tenemos que construir y que tendrá que ser necesariamente mejor para todos.Esto es lo que entendemos desde nuestro partido. Por eso creemos que es necesario integrar a los sectores sociales con los sectores políticos, por eso hoy hay que sumar a todos lo que creen y quieren un país normal, donde se respeten los derechos, donde se pueda comer, curarse y estudiar, donde primen la solidaridad, la participación y la transparencia.
El trabajo conjunto entre sectores políticos y sectores sociales generará una mejor calidad de vida para los argentinos. La gente en la calle, en los barrios, en las instituciones, participando en la construcción diaria de una sociedad mejor. Sólo puede haber un país mejor con la gente participando, opinando, proponiendo y trabajando codo a codo.Por eso constituimos el Frente Progresista, Cívico y Social junto a otros partidos políticos y también junto a numerosos movimientos sociales. Por eso trabajamos con la Unión Cívica Radical, el Partido Intransigente, el Encuentro por la Democracia y la Equidad de Martín Sabbatella, el Frente Grande, y también nuestro querido y glorioso partido.
Porque todos los que integramos este Frente sabemos que abrir el diálogo implica la urgencia de trabajar junto a los sectores más castigados por el modelo neoliberal. Ese 50 por ciento de argentinos que viven bajo la línea de pobreza, al margen de un sistema que los marginó y que hace poco para volverlos a incluir.Muchos dicen que en esta construcción colectiva estamos sumando gente que no coincide plenamente con nuestros planteamientos políticos. Es verdad que muchas veces no coincidimos en el 100 por ciento de las cosas, pero nosotros estamos convencidos de que para poder salir de este momento grave y difícil que vive Argentina, hace falta buscar las coincidencias y dejar para más adelante las disidencias. No tenemos que construir una nueva realidad en base a la verdad de algunos, sino guiándonos por las verdades de la mayoría. Las verdades que hablan de tener salud, educación, vivienda y trabajo. Nada menos y nada más. Hablamos de reencontrar un camino de dignidad para todos los argentinos. Un camino que hay que volver a construir entre todos.
Hace poco estuvimos en la asunción del nuevo intendente de Montevideo, del Frente Amplio Encuentro Progresista Nueva Mayoría, Ingeniero Ricardo Erhlich. Se trata de un mosaico de ideas del cual nadie quiere salir. Todos dicen “aquí está nuestro futuro, porque lo otro ya lo conocemos”. En Argentina ya vivimos el desencuentro entre la política y la sociedad, y durante ese largo desencuentro ganaron los que nos dejaron sin ferrocarriles, los que nos dejaron sin el petróleo, los que nos dejaron la pobreza que tenemos y esta situación de inmoralidad que hace que a pesar de producir alimentos para todo el mundo, en Santa Fe tenemos chicos que se mueren de hambre. Por eso nosotros aprendimos que en Argentina y en Santa Fe tenemos que transitar el encuentro, tenemos que sumar, tenemos que creer en los mismos valores espirituales y materiales de los argentinos que allá por 1816 decidieron que íbamos a ser libres.
Tenemos que volver a mandar la carta de San Martín a todos los argentinos para decirles que vamos a construir un país con derechos, que vamos a construir una provincia con derechos, tal como lo estamos haciendo desde hace dieciséis años en la ciudad de Rosario. Donde logramos tener la mejor salud pública, donde se defiende el derecho a la educación, se paga el FAE y se hacen actividades de educación no formal, donde promovemos el derecho al trabajo a través de una vasta red de huertas comunitarias y de la actividad permanente de centros de formación y capacitación profesional.
Y aún así, con todo esto, no nos conformamos. Hay que sumar y seguir. Seguir construyendo dignidad en serio, no regalada, no prestada, no de favor. Dignidad con contenido, una dignidad hecha entre todos.Esto es lo que nosotros queremos para la provincia de Santa Fe, por eso sumamos con algunas disidencias, pero con muchas más coincidencias. Conocemos las disidencias, pero nuestra decisión pasa por marchar junto a las coincidencias, esto es lo que nos va a permitir transformar Santa Fe, después de 22 años acostumbrados al no hacer y al no pensar.
Esa es nuestra creencia, y por eso estamos sumando compañeros de movimientos sociales en nuestras listas. Hablamos de gente como Pablo Zancada en Reconquista, dirigente del movimiento de Paz y Justicia, y de Elda Jerez, dirigente de la Cooperadora del Hospital de Rafaela. Y del compañero Juan Rivero, referente barrial rosarino. Van a llegar muchísimos más compañeros, porque hay muchísima gente cansada de la corrupción y del manoseo.Nosotros tenemos que construir como lo hicimos en Rosario, con la absoluta convicción de que transitando un camino donde prevalecen los valores morales y éticos es posible sacar adelante a los pueblos.
Queremos seguir recorriendo ese camino, como se hizo en 1816. Vamos a demostrar una vez más que cambian los intendentes, que cambian los equipos de gobierno, que cambian los nombres. Pero lo que no cambia, compañeras y compañeros, es el sentido de solidaridad entre los rosarinos. Lo que no cambia es la necesidad de la participación popular como herramienta de transformación de la realidad, lo que no cambia es la necesidad de que el pueblo conozca la transparencia de los gobiernos socialistas, lo que no cambia es este sentido de igualdad que necesitamos para una nueva democracia.No cambia, ni nunca cambiará, nuestra profunda indignación ante el “escándalo de la pobreza”.No cambia nuestra muy firme convicción de que el socialismo es el camino para la construcción de una sociedad mas solidaria y participativa para todo el pueblo argentino.

comentarios: contacto@hermesbinner.com.ar

9.7.05

En la Plaza de Río de Janerio y Uruguay (Rosario)

Queridas vecinas, queridos vecinos:

Realmente es una alegría estar con todos ustedes aquí, junto a los candidatos que pueden seguir representando los derechos de los rosarinos, compañeros que están hoy trabajando permanentemente para lograr que la ciudad de Rosario siga creciendo junto a nuestro compañero Intendente Miguel Lifschitz.

Es un hecho muy importante que con las ideas del socialismo, de sumar en la solidaridad, de sumar en la participación y fundamentalmente de sumar en la transparencia podamos ver en este conjunto de casas, no simplemente a techos, para que no nos mojemos cuando llueve. Estas casas tienen un valor muy importante para los ciudadanos porque son lugares donde se puede construir la familia, donde se puede construir este núcleo fundamental de nuestra ciudad que son los barrios, donde podemos tener este playón polideportivo; todo esto hay que cuidarlo, esto no llegó con ninguna prebenda, sino que ha llegado porque hay una gestión transparente en la municipalidad y porque hay un trabajo de todos ustedes, en la elección del lugar, en el control de la construcción y en el cuidado y la preservación para que se pueda seguir avanzando en el barrio.
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Por eso, el socialismo, junto a otras fuerza políticas y a movimientos sociales, año tras año suma y sigue, cambia sus figuras, renueva sus representantes y se seguirá renovando, pero lo que no cambia es el sentido de la solidaridad, lo que no cambia es el sentido de la igualdad, que se pone de manifiesto en la salud pública, lo que no cambia es el sentido de integrarnos como seres humanos en la ciudad de Rosario.

Por eso nosotros les pedimos a todas las vecinas y a todos los vecinos que cuidemos esto, y que votemos a los nuevos nombres y figuras que están hoy proponiendo un mañana mejor para los rosarinos, y que viendo hasta donde llegamos, nos señala que podemos construir muchísimo más.

Por eso es necesario el próximo 7 de agosto votar por los candidatos de Frente Progresista Cívico y Social que encabezan Horacio Ghirardi, Daniela León, Pablo Colono, María Inés Jasienovic y Juan Rivero. Creo que realmente esta es la mejor forma de que Rosario siga creciendo, de que los barrios sigan creciendo, de que se pueda seguir construyendo este futuro de dignidad que nos merecemos todos los rosarinos, que nos merecemos todos los santafesinos, todos los argentinos.

Y hoy en este día de la patria, en este día en celeste y blanco, en este día en que recordamos a los prohombres que nos dejaron este país independiente, necesitamos ver allí para encontrar los caminos para reconstruir el país independiente que nos merecemos.

Muchísimas gracias a todos y a seguir trabajando por Rosario y por los barrios.


9-7-05

2.7.05

En el 45 aniversario del Movimiento Nacional Reformista

Sr. Rector de la Universiadad Nacional de Rosario Dr. Ricardo Suarez;
visitantes ilustres de la Ciudad de Rosario y desde hoy Doctores Honoris Causa de La Universidad Nacional de Rosario Prof. Ing. Jorge Brovetto -Ministro de Educación de Uruguay-; Prof. Dr. Miguel Rojas Mix de Chile;Sr. Presidente del Partido Socialista de Argentina Ing Rubén Giustiniani.

Estamos aquí para festejar el 45° aniversario del Movimiento Nacional Reformista que en su concepción nacional y popular formó a miles de jóvenes en el Socialismo.
Tal vez sea importante recordar las circunstancias que le dieron origen: nuestro país venía del segundo golpe militar de su historia, el del 55, que como el del 30 fue otro retroceso para la democracia en su afán de lograr con sus acciones el bienestar para los sectores populares.
La división entre los argentinos también se manifestaba en la universidad que había logrado convertirse en caja de resonancia de la vida nacional. La recuperación de la democracia política se da con la Presidencia de Arturo Frondizi y su ministro de educación Dr. Gabriel del Mazzo, viejo reformista del 18 de cuyos libros se nutría el pensamiento progresista en la universidad. La reglamentación del art 28, en el año 1958, que habilita la iniciativa privada para crear universidades y expedir títulos académicos, rompe con el principio de gratuidad y laicidad que la universidad argentina esgrimía desde le reforma de 1918.
La rebelión estudiantil estalla en las calles del país y surge la figura del estudiante Guillermo Estevez Boero al frente de la movilización. Es recordada su célebre carta dirigida al ministro Gabriel del Mazzo: desde hoy, los jóvenes tenemos un maestro menos...
Al año siguiente Guillermo Estevez Boero es elegido Presidente de la Federación Universitaria Argentina y al otro año, en 1960 junto a un grupo de militantes socialistas y reformistas se produce el nacimiento del Movimiento Nacional Reformista: "El Movimiento Nacional Reformista es una concepción de la universidad nacional que va articulada a una concepción de la nación" y esa articulación se produce con el ideario socialista.
Hasta el nuevo golpe de estado del 66 la universidad argentina vivió su década de oro. Recupera su autonomía, llama a concursos libres, propone la periodicidad de la cátedra y la cátedra libre, encamina la investigación al servicio del pueblo, favorece el acceso y la permanencia de los jóvenes a través de becas, comedores, viviendas estudiantiles, se crea Eudeba que logra publicar más títulos que el Fondo de Cultura Económica de México, se discute la función social de la universidad.
Los estudiantes ganan las calles apoyando el debate parlamentario del presupuesto universitario, ganan las calles con el apoyo al gobierno de A. Illia para no enviar tropas argentinas a Santo Domingo que tenían como misión respaldar la intervención repetida del Imperio en los destinos latinoamericanos.
La Plaza Pringles de Rosario fue el sitio en el que el MNR confluyó para repudiar junto a miles de estudiantes el envío.
Los sectores del privilegio estaban visiblemente preocupados y salieron a buscar en los cuarteles el freno al proceso democrático.
Los jóvenes salieron a la calle y pagaron con su vida: Cabral en Corrientes, Santiago Pampillón en Córdoba, Adolfo Bello y Blanco en Rosario.
Miles de profesores abandonaron la Universidad y con sus proyectos de docencia e investigación marcharon hacia Uruguay, Méjico, a Europa, donde sus cualidades académicas fueron valoradas por las universidades receptoras y así se lograron premios nóbeles.
Faltaba el golpe del 76 que en crueldad les ganó a todos, con 30.000 desaparecidos y heridas en la sociedad que no logran aún cicatrizar, pero el del 60 de Onganía fue el tiro al cerebro del pensamiento nacional.
Esa integración entre Universidad y Nación que prohijó la Reforma del 18 y que se consolidó en una propuesta política en el MNR transcurrió por su peor momento. Faltaba la degradación económica y moral del neoliberalismo. Políticas que nos dejaron sin el petróleo, sin acerías, sin el gas en manos argentinas, sin ferrocarriles, sin aerolíneas y con una situación de pobreza jamás conocida en la Argentina.
Pobreza a nivel de escándalo, por cuanto exportamos cada vez más alimentos y cada vez tenemos mas argentinos que no comen. Ante esta situación debemos volver a los postulados de la Refoma de vincular a la Universidad con la realidad nacional y a los principios y prácticas militantes del MNR como nexo socialista para entender y transformar la realidad nacional.
Debemos garantizar el acceso y la gratuidad, pero además debemos revisar nuestras curriculas universitarias.
Debemos saber por qué tenemos decenas de localidades en la provincia de Santa Fe sin un médico; si la OPS reconoce al modelo de salud de Rosario como ejemplo a imitar, debemos vincularlo con la Facultad de Medicina para investigar sobre el mismo y mejorarlo.
El programa Rosario Hábitat para superar la dolorosa realidad de las Villas Miserias de Rosario lo debemos tomar desde la Facultad de Arquitectura, para estudiarlo, investigar y proponer mejoras o alternativas.
Qué ocurre con los presupuestos participativos, las cooperativas de huerteros, las fábricas recuperadas, o qué aplicación puede tener el Banco de los Pobres lo debemos llevar como materia para la Facultad de Ciencias Económicas.
Ver cómo vinculamos la universidad con la realidad de hoy, que es diferente a la del 18, que es diferente a la del momento en que se inició el MNR. Pensemos solamente que en el año 1918 el 80% de la población argentina vivía en zonas rurales y que hoy más del 90% viven en conglomerados urbanos.
Esta estructura de carreras, que más se parece a una carrera de obstáculos, que salvando el último se obtiene el título, tenemos que reorientarla hacia la gente y no hacia el mercado como nos legó el neoliberalismo.
Tenemos que ver cómo abordamos los nuevos desafíos de la sociedad; cómo vinculamos la teoría con la práctica para mejorar la democracia; cómo avanzar en la descentralización y la participación, en las autonomías locales y regionales, para estudiar constituciones que articulen las necesidades de todos los integrantes de la vida nacional.
No podemos esperar la finalización de las carreras para recién estudiarlos desde la interdisciplina.
Debemos crear nuevas curriculas que canalicen las inquietudes juveniles a estudiar con las nuevas demandas de la sociedad y no focalizarnos excesivamente en las clásicas de Medicina, Ingeniería, Abogacía o Económicas.
La reforma del 18 sigue viva; si sus preceptos son estudiados y no tomadas como receta de cocina, si las ideas del socialismo que orientó a Guillermo para la fundación del MNR las aplicamos a la realidad del país de hoy, la Universidad argentina tiene la maravillosa posibilidad de adelantarse a su tiempo y proponer un proceso de cambio que integre en igualdad de oportunidades a todos los argentinos.
Muchas Gracias.-